Sentirse cómodo en un viaje en autocar es imprescindible para que el trayecto no se convierta en una tortura. Hoy día los vehículos cuentan con avances de vanguardia que minimizan las molestias al pasajero y elevan su confortabilidad. Pero conseguir este fin depende de diversos factores, siendo sin duda uno de ellos la temperatura. Conseguir graduar ésta de manera que contente a todos los pasajeros es un objetivo complejo debido a que cada cuerpo posee una sensación térmica distinta que requerirá unos grados de mas o de menos. Lo que para un pasajero puede ser agradable para otro puede provocar frío, o calor. El máximo aconsejado ronda los 24 grados, aunque el estandar mas usual son 22 grados, que se acerca a la media que en teoría hará el viaje cómodo al pasaje.
Es tarea del conductor tener en cuenta la situación climatológica externa e intentar por todos los medios adecuar la interna a las circunstancias. Viajar de noche o de día supone una gran diferencia en cuanto a la graduación del termostato, así como la meteorología, horario y estacionalidad del viaje. Teniendo en cuenta que es un transporte colectivo y puede haber diversos criterios, el último criterio que prevalece es el del conductor, que por su experiencia y preparación escogerá la temperatura media mas adecuada para que todos los pasajeros, o su mayor parte, viajen de manera confortable.
En un estudio publicado sobre las condiciones de trabajo de los conductores de autobús se señala que una de las causas de mayor dificultad a la hora de ofrecer un servicio eficaz se encuentra en la temperatura, seguida de ruidos y vibraciones, ventilación o atascos. Algunos consejos al viajero sobre este tema inciden en regular la salida individual de aire para ajustarla a su necesidad singular de frío o calor y viajar con alguna prenda que poder utilizar en caso de que la temperatura global del habitáculo sea inferior a la que requiere tu sensación térmica.
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